El dolor será temporal, pero la gloria es eterna II

on un largo suspiro, Derdesion se puso de pie. Junto a su espada se encaminó hacia el balcón. Una vez fuera divisó lo que había ante él.
Un ejército de guerreros, -colocados en líneas perfectas- se extendía ante sus ojos. Todos armados con escudos y espadas. Todos protegidos con sus armaduras. Todos listos para morir, si era necesario.
Avanzó un paso más hacia la barandilla y sin más preámbulos comenzó su discurso:
- Hoy, una vez más –para su sorpresa el tono de su voz era muchísimo más elevado, como bien le había dicho Elenisse- nos encaminamos en una nueva guerra. Una guerra por la posesión del territorio. Una guerra por Hernincof. –tomó aire- Una guerra contra Ithurish y Teramthia, dos reinos muy poderosos.
Hizo una pausa y alzó la voz aún más:
- Está batalla, no será fácil. ¡Y todos lo sabemos! Muchos sufriremos, muchos seres queridos se irán, -gritó dolido y apenado- muchos llorarán por los difuntos… Habrá mucho dolor. Pero el dolor desaparecerá con el tiempo, llevándose el sufrimiento, las heridas, terror y el miedo del pasado. –las palabras de Derdesion se quedaban grabadas en el interior de cada luchador- Pero todo ese sufrimiento, ¡Tiene su recompensa! ¡Él poder decir que vencimos! ¡El decir que Rassa es la tierra que merece predominar en Hernincof! ¡El poder sentir la satisfacción de la victoria!
Los guerreros ya convencidos y con ganas de luchar, comenzaron a gritar animados, con el discurso de su jefe.
- Porque guerreros…-dijo con ira- ¡Mis queridos guerreros!¡¡El dolor será temporal, pero la gloria de ganar esta difícil batalla, es ETERNA!! –terminó chillando en un tono descomunal y alzando a la vez su espada hacia el cielo.
Siguiendo el ejemplo de Derdesion los demás guerreros, hicieron lo mismo uniéndose con él en un gran grito con el que comenzaría una batalla, difícil de olvidar.