¡Hola adictos a las palabras! Esta sección estaba oxidada... Pero aquí os traigo una nueva entrada, para volver a sacar relucir este fantástico apartado en el que opino sobre cuestiones literarias. Como podréis observar, el título de este post manifiesta claramente lo que voy a tratar.
El otro día, mientras leía
The Iron Queen, este tema asaltó mi mente debido al estúpido comportamiento de Meghan en algunas escenas. Me surgió entonces una duda:
¿Tan difícil es crear una protagonista femenina que no sea tonta? Tras estar un tiempo meditando, he llegado a la siguiente conclusión: es terriblemente difícil.
Queridos lectores de literatura juvenil, haced un repaso mental de las novelas de este género que habéis leído. En un alto porcentaje de ellas, el
personaje principal es una chica. Sí, es cierto que esta joven estará posteriormente acompañada por otro chaval (o por dos, dependiendo de si hay triángulo amoroso) que también será protagonista, pero realmente
es ella la que lleva sobre sus hombros el flujo de la historia.
Otro dato bastante curioso, es que, en la mayoría de esos casos, nuestra protagonista también será la narradora, ofreciéndonos la posibilidad de introducirnos aún más en sus pensamientos. Elemento positivo si te has encariñado con ella. Factor negativo si la muchacha en cuestión no es de tu agrado.
Haciendo recuento de los personajes de la literatura juvenil que han hecho mella en mí positivamente, apenas saco unas cuantas mujeres. Cosa que hace que me cuestione lo siguiente: ¿me ocurre eso porque soy mujer, y me centro mucho más en los personajes masculinos? En un primer momento pensé que ese podría ser uno de los motivos. Luego me di cuenta de que no era esa la razón.
Cuando un personaje femenino está bien desarrollado por el autor, logra cautivarnos. Consigue que la queramos, que nos pongamos en su papel, que
entendamos sus sentimientos incluso cuando estos están relacionados con confusiones amorosas. No obstante, cuando nuestra chica no está lo suficientemente estructurada, nace un personaje incapaz de asumir su cometido, y muy dependiente de los demás (me refiero en especial al joven co-protagonista). En resumidas cuentas: surge una figura que
ocupa un papel muy importante y que no lo merece debido a su escasa profundidad, y por ello, terminamos cogiéndole manía.
Hablando desde mi propia experiencia, no he conocido protagonista femenina más desesperante que Bella, de la saga Crepúsculo. En esta saga, se combinan los dos aspectos que hacen que las protas sosainas sean aún más insoportables: la narración en primera persona y los triángulos amorosos. Otros ejemplos son los siguientes: la idiotez de Nora en Crescendo (que hizo que dejara de leer la tetralogía), el poco carácter de Clary en Cazadores de Sombras (me cae bastante bien, pero le hace falta un hervor), y la extraña bipolaridad de Meghan en The Iron Fey (es muy valiente, y al segundo después es completamente dependiente de Ash).
¿Y por qué, a mi parecer, estas muchachas no logran estar a la altura de una protagonista en condiciones? Mi respuesta es la siguiente: sus autoras se han volcado tantísimo en exaltar la perfección de sus respectivas parejas, que ellas, pese a ser las verdaderas principales, se han quedado de lado. Regresemos a los casos anteriores. ¿En cuantas ocasiones, Meyer, Fitzpatrick, Clare y Kagawa, nos han descrito la belleza, el carisma y la maestría de Edward, Patch, Jace y Ash, respectivamente? ¡Durante la mayor parte de sus novelas! ¿Y cuándo resaltan algún valor esencial de las chicas? Algunas veces, vale, aunque sin duda, muchísimas menos.
Ojo, con esto no quiero decir que para que una protagonista sea digna de serlo
deba ser perfecta. De hecho, mis personajes femeninos favoritos cometen errores, se lamentan, se sienten culpables y meten la pata, pero eso no hace que
me den ganas de estrujarlas constantemente, ni tampoco me provoca una sensación de decepción al acabar el libro. Entre ellas, se encuentran:
Katniss de Los juegos del Hambre, Hazel de Bajo la misma estrella, Tris de Divergente, Rose de Vampire Academy, Annabeth de la saga Los Héroes del Olimpo... Un conjunto de chicas que pese a tener sus defectos, demuestran ser dignas de cargar con el peso que el autor les otorga en sus respectivas novelas.
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¿Quién es la última chica de la primera columna? ¡Resolved mi duda, por favor! |
En conclusión, considero que el verdadero culpable de la gran abundancia de protagonistas insulsas en la literatura juvenil,
son los autores. Éstos, ansiosos por hacer que quedemos fascinados por otros personajes, o bien por otros aspectos de la novela, acaban menos preciando a sus protagonistas, creando en ocasiones unos
perfiles que dejan bastante que desear.
Esta es simplemente mi humilde opinión como lectora, y obviamente es posible que discrepemos. Puede que tu pienses que
no hay tantas protagonistas huecas, o puede que una de las que he mencionado negativamente te resulte increíble. Con esto ocurre como cualquier otro aspecto de la vida:
el libro de los gustos está en blanco.
¿Pensáis que hay muchas protagonistas huecas en la literatura juvenil? ¿Cuál creéis que es la causa de ello? ¿Qué personajes femeninos os sacan más de quicio? ¿Cuáles son vuestras favoritas? ¡Me encantaría saber vuestra opinión!
No olvidéis decirme vuestra opinión. ¡Los resultados los pondré en el próximo Hablar por Hablar! ¡Un beso, y muchas gracias por leerme!